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Lafarge celebra en la cantera de Ciempozuelos (Madrid) la VIII edición del día de los árboles y los áridos

El pasado 26 de marzo, 130 alumnos de 5º y 6º de Primaria de los colegios Virgen del Consuelo (Ciempozuelos) y el Liceo de Sorolla B (Madrid) participaron en la VIII edición del Día de los Árboles y los Áridos celebrado en la cantera de Los Tranzones, en Ciempozuelos (Madrid). Esta iniciativa, promovida por la Asociación de Fabricantes de Áridos (ANEFA) y Lafarge, tiene como objetivo dar a conocer a la sociedad, y especialmente a los niños, el papel de los áridos en nuestra vida cotidiana y la importancia de cuidar y respetar el medio ambiente.

Antes de comenzar el acto, los asistentes mantuvieron un minuto de silencio en señal de duelo por los fallecidos en el accidente aéreo de este martes en los Alpes franceses.

Los escolares disfrutaron de un día en la cantera donde realizaron una plantación de 200 árboles – olmos y fresnos-, conocieron el origen de las materias primas necesarias para construir sus casas o colegios y observaron cómo se realiza su extracción aplicando siempre unas estrictas medidas de seguridad. También pudieron comprobar que el ciclo completo de la producción de áridos se completa con la restauración y la recuperación de la biodiversidad autóctona del área en la que se ha realizado la extracción.

Para los chavales fue todo un descubrimiento comprobar que objetos tan comunes como el papel, los lápices, la pasta de dientes, la suela de goma de los zapatos o las cubiertas de los automóviles, entre otros muchos, contienen rocas y minerales industriales, siendo el árido el segundo elemento más consumido por el hombre después del agua.

Técnicos de Lafarge les explicaron, además, la importancia de realizar la actividad minera respetando siempre el medio ambiente y proceder, una vez terminada la explotación del terreno, a la restauración de la cantera, recuperando la biodiversidad propia de la zona.

La restauración de la biodiversidad aplicada por Lafarge en esta cantera incluye el remodelado del terreno, con tramos verticales de pared para acoger a aves como el abejaruco, la carraca o el avión zapador; zonas de agua como hábitat para patos y mamíferos como la nutria; e islotes para dificultar el acceso a los predadores. La creación de charcas contribuye al incremento de la diversidad biológica de especies raras y en peligro de anfibios e invertebrados. Por último, la vegetación se promueve con especies autóctonas al tiempo que se eliminan las especies exóticas.

abril 2015

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